El cuerpo también habla

¿Guerrera?
Me disgusta que me llamen guerrera.

¿Guerrera?
Me disgusta que me llamen guerrera.

No me interesa ni ganar a la enfermedad, ni ganar a la muerte, sólo me mueve entenderlas y encontrarles el sentido.

La enfermedad está en la vida, es el otro polo de la salud; no es culpa de nadie, tiene múltiples causas, es la respuesta de adaptación al medio y sus hostilidades. La enfermedad interpela el equilibrio de la vida y eso es interesante para encontrar entendimiento y evolucionar.

Una vez enferma mi mayor fortaleza es acoger ese estado y vivirlo desde el cuidado, desde la paz.
¿Guerrera?

¿Guerrera?
Me disgusta que me llamen guerrera.

No me interesa ni ganar a la enfermedad, ni ganar a la muerte, sólo me mueve entenderlas y encontrarles el sentido.

Me convertí en un saco de huesos envuelto de pellejo y decorado por una cicatriz que atraviesa todo mi torso frontal, con 83 grapas que se extienden en 83 arrugas. Tengo un aspecto frágil. Me han inyectado morfina, cortisona, quimioterapia de carboplatino con taxol, me he hinchado y deshinchado, me tiemblan las manos, y los pies, me mareo, me quedé calva y parezco un saquito de huesos patituerto. 

Pero soy fuerte por dentro, me gusta la vida, tengo proyectos, quiero estar con los míos y conmigo y enamorarme y descubrir y conocer, y volar y soñar y hacer locuras. Aunque tenga cáncer, tengo vida y quiero vivirla con mi vida.
¡Tengo cáncer, no soy cáncer!
Vivo habitando mi cuerpo

¿Guerrera?
Me disgusta que me llamen guerrera.

“Don Pascualito”, mi tumor, me enseñó a ser consciente de que si mi persona es y hace lo es por medio de ese cuerpecito. Él me pellizcaba desde el interior de mi ovario y yo sentía el dolor a su través en mí. El dolor me paralizaba y me mostraba cómo sin el cuerpo no era quién yo era. Podía pensar, pero no hacer; hubiese podido ser al revés e igualmente no sería quien yo soy.
Vivo gracias a una energía física: un cuerpo, habitándolo pienso, siento y manifiesto mi yo. Esto es tan natural que en la vida cotidiana se descuida y nos olvidamos de escuchar al cuerpo y sus señales.
Previo a mi cáncer, tuve mucho cansancio, estrés, herpes, …, y no descansaba porque la vida me arrastraba a responder mis deberes, obligaciones, responsabilidades y diversiones, … Hubo señales, pero no supe escuchar, y si escuché no supe interpretar.
 

Quizás con la consciencia de que también soy cuerpo, y si soy es porque lo tengo aprenda a escucharlo y entenderlo y por tanto a cuidarlo para ser.

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